Hoy se encuentra en desuso la modalidad popular originaria de sevillanas que trata asuntos más bien picantones, locales, de vecindad, amoríos y piropos de las llamadas «sevillanas corraleras». La renovación de los repertorios que se inicia con la difusión del microsurco en los años 60, y en ella tuvieron notable protagonismo los Hermanos Toronjo y los Hermanos Reyes. Estos últimos diseñaron la estructura definitiva en cuatro partes con repetición del estribillo. A partir de entonces comienza a registrarse la autoría de cantes y letras, acompañada de una mayor complejidad musical, se inicia el alargamiento versicular y una cierta especialización temática, al recuperarse las «seguidillas» o «sevillanas bíblicas», y eclosionar las «sevillanas rocieras», desde entonces imparables. Y es que la sevillana ha tenido la misma dinamicidad que los acontecimientos festivos a que han ido unidas, en particular el Rocío y la Feria, progresivamente desvinculada de su vocación ganadera, y que ha trasc